Después del primer domingo de luna llena posterior al 21 de marzo celebramos la pascua de resurrección.
En primavera se celebra el regreso de los días con más horas de luz, el despertar de la naturaleza, el crecimiento de las plantas y una revitalización del medio ambiente. Se preparan los jardines de pascua y finalmente, el día anterior a las vacaciones, llega la liebre de pascua dejando sus huevos en los jardines de la escuela.
En el primer septenio vivimos con los niños los procesos de la naturaleza, la muerte y la resurrección. La naturaleza nos enseña que en cada muerte está el germen de la nueva vida: después que en otoño se hayan formado los brotes como preparación de las nuevas hojas, caen las viejas hojas y las fuerzas vitales se retraen. La fruta madura puede servir de alimento o pudrirse. Dentro de ella están las semillas nuevas de las cuales puede brotar nueva vida.
Los niños pequeños aún están totalmente unidos al mundo sensorial. Tiene sentido entonces que intentemos expresar nuestros pensamientos en actividades y gestos en el crecer y decrecer de la naturaleza.
El símbolo de la Liebre de Pascua
La liebre es la imagen del altruismo, del no egoísmo, del yo altruista. En leyendas y sagas se nos habla de que la liebre se pone en el lugar de sus congéneres, se sacrifica por ellos cuando son perseguidos para salvarles. Para la liebre es un acto instintivo. El ser humano lo tiene que hacer conscientemente. La liebre es vegetariana, no hace daño a nadie, pero está constantemente expuesta a peligros de todo tipo. Tiene un oído fino, es ciega, mira hacia dentro, corre rápido para escapar de los enemigos. No tiene morada, duerme aquí y por allá. Es una imagen del habitante del mundo.
El huevo de Pascua
Un huevo lleva dentro de sí el germen de una vida nueva. El huevo es la imagen de un comienzo nuevo. En la Kalevala, una canción épica finlandesa, se dice que el mundo nació de un huevo. De la parte de arriba se formó el cielo, de la de abajo la tierra, de la yema, el sol y de la clara, la luna. El huevo también representa lo eterno, lo inmortal del ser humano.
El huevo de pascua es muy especial. Se eleva, a través de nuestro esfuerzo que le añadimos artística y creativamente al decorarlo. Al decorar el huevo, seguimos un principio cósmico (cosmo significa orden y armonía, lo contrario al caos).
Al pintar los huevos con los niños, no les tenemos que corregir, simplemente pintar con ellos.
Buscar y encontrar
El adulto buscará la nueva vida dentro de sí. Los niños buscarán llenos de alegría los huevos escondidos en el jardín. Los niños mayores de tres años, cuando descubren un cuenco de pascua, lo llevan felices a la jardinera o lo enseñan a sus amiguitos. Los menores estarán simplemente felices y emocionados al descubrirlo, sin necesidad de poseerlo inmediatamente.
¡Feliz Pascua!